domingo, 13 de enero de 2019

Y ENTRE LA TORMENTA Y EL BARRO, SE ERIGIO UN SOL HIDROCALIDO... Apunte de la 11a. de la temporada en la Plaza México..



Decía el filósofo alemán, Friedrich Nietzsche, " Como podrías renacer, sin antes haber quedado reducido a cenizas"...

Algo muy común en la fiesta...

Injusticias, resurgimientos, incluso renacimientos de aquellos que casi dejan la vida en los pitones de algun astado que casi se convierte en asesino...

Si de por si la vida diaria es dura y uno de repente tiene que reinventarse y empezar de la nada, mucho más complicado es el asunto de aquellos que se visten de luces y que por angas o mangas, tienen que calentar la banca y estar esperando la oportunidad deseada y anhelada...

Y encima, cuantas veces llega dicha ocasión y se atraviesa un pitón que parte la carne o un público de uñas o el alma ese día está apachurrada y conflictuada y no más no das una y todo ese fuego que traes en las venas acaba por achicharrarte y acabas hecho cenizas, ya listo para que una escoba te barra y te mande directo al recogedor...

La vida del torero es dura y lo que le sigue...

Triunfos y fracasos, la gloria y el infierno, la adulación y el desprecio, del puedo y quiero al corre y me retiro...

Del yo quería ser torero, al yo quería ser pianista...

Cientos de matices, miles de pensamientos, centenares de conflictos internos..

Pero los toreros buenos, los de carácter, los que lo tienen claro, siempre renacen de sus cenizas y se reinventan, son obstinados con sus convicciones, lloran por dentro, mientan madres y esperan pacientes la oportunidad de oro..

Gerardo Adame, al igual que varios de sus compañeros, es un ejemplo de lo que hablo...

El chaval ya pasó por todo...

La gloria, el fracaso, el olvido, el mal trato, el pitón en su carne, la miel y la hiel...

Un día lo tenía todo y en un abrir y cerrar de ojos no tuvo nada...

La fama se le escapó como arena entre los dedos...

Pero Gerardo aprendió y entendió...

Y todo lo malo lo convirtió en bueno y todo ese olvido lo hizo que sacara la mano en esa arena movediza en la que estaba sumido...

Ya había dado visos de sus alcances y de que tenía puesta la mira hacia la cumbre...

Pero lo realizado ayer en el gran ruedo, ha sido un golpe de real autoridad...

He seguido muy de cerca la carrera del aguascalentense y le he visto infinidad de veces y por lo mismo puedo decir, que lo realizado el domingo por Gerardo, sin duda ha sido su mejor tarde en el ruedo capitalino..

Con el complicado primero de su lote no dió tregua...

Salió puesto y dispuesto...

Con la capa ha dado cátedra de cómo lidiar un toro...

Todo templado, todo de mano baja...

Siempre enseñando al de San Mateo, siempre pudiendo con las brutas embestidas...

Con la muleta estuvo ídem...

Y si no le falla el acero, seguramente hubiera cortado una oreja..

Pero lo monumental vino en el cierra plaza...

Un toro serio, con cara de adulto y con un par de pitacos que a más de uno le hubiera hecho correr hasta el monumento a la revolución...

Y para acabarla de chingar, Tlaloc se encabronó y soltó una cantidad importante de agua..

Pero Gerardo lo tenía claro...

Ayer triunfaba si o si..

El cielo se caía a pedazos, el ruedo era un lodazal, la gente cobijada bajo el techo de los palcos y un hombre y un TORO, fundidos en el centro del ruedo de la Monumental...

Adame a más y el de San Mateo agradecido a la muleta empapada y templada del de Aguascalientes..

Todos mojados, todos empapados, pero todos encantados con la magia de Gerardo...

El clima era gris...

Pero entre nubarrones, cortinas de lluvia y relámpagos y truenos, un sol se erigió y nos deslumbró a todos con su luz..

Adame y el astado del campo bravo jalisciense, fundidos como uno solo...

El temple bajo la lluvia...

Falló nuevamente a espadas y el gozo al pozo...

Sin duda la mejor tarde de Gerardo en el gran ruedo...

Ojalá las miopes empresas volteen a ver un torero que vale, sirve y que tiene todo para llegar a la cumbre..

Fernando Lahoz...






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