domingo, 7 de octubre de 2018

LA MARAVILLOSA RALENTIZACION RIOJANA DEL TOREO...Artículo de opinión de Fernando Lahoz


 El diestro Diego Urdiales sale por la puerta grande tras el sexto y último festejo de la Feria de Otoño de Las Ventas.
Meses sin escribir...
Semanas divagando y pensando...
Arréo?
Critico?
Adulo?
Justifico?

Ni idea de que escribir y lo peor, ni ganas...

No inspiran, no me mueven, no tocan fibras...

Pan con lo mismo a diario...

Y si a eso le sumamos que el corazón me jugó una mala pasada y me puso al borde del límite, pues como que el teclado y yo, nos divorciamos...

Pero el toreo es sabio y es tan maravilloso, que en tus momentos más oscuros, surge ese lucero brillante que te remueve las entrañas, el alma, te toca el tuétano, el corazón palpita, los ojos lloran sin saber porqué...

Sollozos pasionales, conmoción existencial, latidos a mil, las pulsaciones a tope...

El doctor me recomendó no ver toros por aquello de las emociones, de la agitación cardiaca y bla bla bla..

Y ayer Urdiales, si, me puso el ritmo cardíaco al límite...

A tope..

No me importaban ni los medicamentos, ni la  presión arterial, ni si vivía o moría...

Lloraba, gritaba...

Diego en cada natural, me sanaba el corazón...

"Olvídate de emociones fuertes" decía el médico, porque puede ser fatal...

Pero cómo no emocionarse con un riojano puesto, dispuesto, profundo, lleno de verdad, llevando paso a paso las humilladas embestidas, toreando con las yemas, con las muñecas, con el alma, con las fibras...

Cada nervio, cada musculo, cada paso, cada toque, cada muletazo...

Mi arritmia crecía...

Mi corazón se me salía del pecho...

Y Diego a más...

Más torero, más profundo, más eterno...

El Fuente Ymbro embrujado con la tela roja...

El de la rioja roto, fundido...

Siempre dándo el pecho...

Hondo, hundido en la arena venteña, intenso, agudo, tremendamente insondable...

Urdiales reventó las entrañas más recónditas no sólo de Las Ventas, si no de la fiesta mundial...

Yo tomando píldoras para regular mi tensión arterial y al mismo tiempo mi mejor paliativo fue un trapo rojo riojano al ralentí..

Me valió madre que el corazón se me saliera del pecho...

Me importó un carajo que mi pulso estuviera al límite...

Ver torear así, es de otro planeta, de otra dimensión...

Si ayer me dicen "es la última faena que vas a ver en tu vida", me hubiera muerto feliz y taurino...

Por suerte aquí sigo y puedo escribir de lo que vi...

Quince minutos le bastaron al gran Diego para sanar mi corazón tan maltratado por los excesos de mi vida...

Diez naturales al ralentí, dos de pecho, un molinete, un detalle rodilla en tierra y la tizona el lo alto...

Las orejas es lo de menos...

La ralentización riojana del toreo es lo que vale...

Cumbre Diego...

Eterno Urdiales...

Gracias por sanar mi corazón...

Fernando Lahoz











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