martes, 6 de noviembre de 2018

MENTIRAS VERDADERAS. Apunte de la 3a. de la temporada en Guadalajara.



Decía el poeta inglés, Alexander Pope, "El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera"...

Nada más ad hoc, para lo sucedido el domingo en el Nuevo Progreso de Guadalajara...

Enrique Ponce tiene años y años mintiendo en ruedos mexicanos, abusando, con su poder de figura del toreo, de empresas, ganaderos, compañeros de profesión, imponiendo su "ley" llena de falsedades, de cuentos y de engaños...

Y claro que los protagonistas de la fiesta, los "profesionales", se vuelven cómplices de las tropelías del valenciano...

Callan, enmudecen...

Todo es si...

Se desnudan ante las exigencias del hispano, se bajan los pantalones, se transforman en viles serviles...

Y es que para Enrique, el mentir en plazas mexicanas, es ya una costumbre, como un estilo de vida...

Un mitómano que cree que sus propias falacias son veraces...

Sus mentiras verdaderas...

Es como escuchar al dentista que va a extraer un molar que te dice "no va  a doler", al deudor que te dice "mañana sin falta te pago" o a la suegra que comenta "en lio de pareja no me meto"...

Mentiras verdaderas de la cotidianidad...

Y redundo, parece que a Ponce el mentir, ya se le ha vuelto cotidiano, rutinario, usual...

Pero además tiene un arte para combinar sus embustes, con el cinismo, digno de un estudio de química nuclear...

"El toro mexicano es chiquito y bonito"...

"He toreado más chicos, no entiendo porque ahora me devuelven éste"...

"Yo estoy para crear arte, no para pelearme con los toros"...

"La culpa la tiene la prensa cizañosa"...

Y existen miles de frases célebres del valenciano, dignas de un libro y una enciclopedia para anti taurinos...

Pues el drama dominical comenzó el pasado martes cuando sospechosamente, una corrida de Jaral de Peñas, no pasó el reconocimiento preliminar...

La autoridad en su descargo y como defensa, alegó, apegado a reglamento, que el hato de la familia Barroso, no cumplía con los criterios de trapío para una plaza como Guadalajara...

Y digamos que le podemos dar el beneficio de la duda al señor juez y a su equipo veterinario y sus razones habrá tenido para decirle no al encierro anunciado...

Pero aquí empieza el desmadre...

Y aquí es dónde salen a flote las imposiciones de la figura española...

Y aquí es dónde comienzan los dimes y diretes...

Se va Jaral y llega Bernaldo?

Porqué no otra ganadería?

Si ya estaba anunciado con la bravura jaraleña, porque no sustituir por algo similar?

Ah pues no...

Regresamos a las albóndigas descastadas, al bobo, al tonto, a lo fácil...

Al no sudar, al no pasar miedo, a jugar al torito....

A la mentira verdadera...

Lo de Bernaldo fue vergonzoso, asqueroso, inmundo...

Siete cabestros cárdenos, a los cuales sólo les faltó el cencerro para arar la arena del Nuevo Progreso y dejar todo listo para que el valenciano sembrara margaritas, violetas y girasoles...

Dicen y aseguran que Enrique no tuvo nada que ver en el cambio de ganadería...

Dicen y aseguran que el santo varón valenciano fue una víctima de la incompetencia del señor juez...

La salida fácil...

Pero la mentira, como la mierda, siempre flota y al buen Quique, le salió el tiro por la culata...

Fracasó con sus bernalditos de juguete, pisoteó un ruedo sagrado como el del Nuevo Progreso y encima se llevó por delante a dos chavales como Sánchez y Flores, que llegaron llenos de ilusión a ese ruedo tan imponente...

La afición de Guadalajara se alzó en armas y le gritó al valenciano que no estaba dispuesta a soportar más sus mentiras....

Enrique Ponce fracasó y eso nadie lo puede tapar...

Y como decía Nietzsche, "Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti"....

Y yo agregaría, "Enrique, tu mientes más que los anti taurinos"....

Fernando Lahoz







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