lunes, 30 de noviembre de 2015

¡Herencia maldita o maldita herencia! Por: Eduardo Rodríguez Diez.



Escribía el poeta francés –de origen suizo- Jean Antoine Petit-Senn: “Los hijos se convierten para los padres, según la educación que reciben, en una recompensa o en un castigo”.
Hace ya algún tiempo, que se viene dando en diferentes plazas y ahora en la Plaza México, la mancuerna entre las familias Herrerías-Álvarez; ya sea para actuar como empresa de manera conjunta en el interior de la república; o simplemente por la relación ganadero-empresario que se da gracias a la extraordinaria amistad entre los hijos de estas dos personas del mundo del toro.
Tanto Rafael Herrerías como Luis Álvarez, están dejando en manos de sus hijos, el manejo –si se le puede llamar de alguna manera- de la Plaza de Toros México y de la ganadería de Barralva, hierro que año tras año, desde hace más de tres lustros, envía de dos a tres corridas por temporada; nada raro si nos detenemos un poco a pensar en esta “alianza” y la forma en como lamentablemente se manejan las cosas en nuestra fiesta y en todo el país, en donde el compadrazgo y el nepotismo se dan en todas las escalas con total impunidad. Nuestra fiesta, como repito no está exenta de esto.
Ayer, se dio la séptima corrida de la temporada, y claro, saltó a la arena una corrida de “toros”, dispareja, mansa y descastada de Barralva, que no dio oportunidad a que la gente disfrutara del toreo que gusta en esta plaza.
El triunfador del festejo fue Octavio García “El Payo” quien cortó una oreja con ligeras protestas en su primero y en su segundo, sexto y último del festejo al que le cortó también otro apéndice, pero este más protestado que el primero, por lo que el rubio torero queretano, tuvo a bien no dejarse izar en hombros por el greñudo empleado de la empresa. El Payo estuvo firme y logró muletazos de muy buena factura en ambos astados; aun viéndose mermado por su condición física. Este torero con un toro bravo verdadero luciría enormemente.
Pizarro estuvo empeñoso y tratando de gustarse y de gustar; con el primero de su loteo con un horrible nombre y el que provocó un “estrepitoso tumbo dada su bravura”; eso hubiésemos querido decir, pero no, mejor dicho, el caballo estaba tan dopado que con el empellón que recibió del toro rodó por la arena, Federico estuvo bien a secas, con pases con ambas manos que no fueron del todo jaleados por el escaso público asistente y todo terminó en una robada salida al tercio; con su segundo escuchó la indiferencia del silencio.
Urdiales regresaba de nuevo al coso de Insurgentes, con otra sustitución, esta vez por Manzanares, y vaya que estuvo en torero toda la tarde; hermosas fueron las verónicas con las que saludó a su primero; y con la muleta, tratando de extraer algo con la zurda al soso, débil y descastado astado queretano; con su segundo, un toro colorado de feas hechuras y picosito, con algo de genio, que más que embestir, trataba de quitarse el engaño, tirando derrotes y yendo rebrincando en cada acometida; el riojano le plantó carta y lo intentó someter llevando la muleta bien planchada y con temple; intentó pasárselo por la zurda, con la que logró algunos muletazos de valía; sin embargo los derrotes y la embestida sin ritmo del burel de Barralva ocasionaron varios enganchones; el estado terminó con la cara arriba y distraído para que el torero español fuera aplaudido en el tercio.
Cuando empezó la temporada, por ahí se escuchó y deben de tener grabada una entrevista que le hicieron al flamante “Palillo”, en donde si mal no recuerdo, presumía tener humildad para escuchar lo que la gente quiere ver en su plaza; esperemos que no eche en saco roto lo que dijo en un micrófono abierto esa tarde; porque el empresario, apoderado y ganadero, de no hacerlo, no podrá seguirse preguntando ¿POR QUÉ NO VIENE EL PUBLICO A LA PLAZA?
Lo común, o lo que cualquier padre haría, es dejarle alguna herencia a sus hijos; mi abuelo le dejó a mi padre la herencia de la fiesta de los toros; el a su vez comparte esa herencia con un servidor y yo la transmito a mis hijas, para que a su vez ellas hagan lo propio con mis nietos; aunque a veces, la herencia es un legado, una historia que continúa con lo que más quieres que son tus hijos y tus nietos; aunque siempre es grato recibir una herencia, hay herencias que uno jamás hubiera querido cargar; herencias malditas que en lugar de ser algo positivo, resultan en un auténtico dolor de bajo vientre para el que las adquiere; esperemos, éste no sea el caso de “Palillo”, aunque por lo poco que hemos podido ver, mejor ni haber recibido tal herencia, aquí la ventaja y la gran oportunidad que tiene este joven, es que está en sus manos hacer de esta herencia una recompensa o un castigo…
Un abrazo y suerte para todos…
Porra México A.C.
Eduardo Rodríguez Diez
Presidente
“El toreo es el único arte fugaz que impacta de un solo golpe todos tus sentidos y el único capaz también de llegarte con una sola imagen a lo más profundo de tu corazón”
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