Media plaza.
Seis de Jorge de Haro, correctos de presentación,
pero duros y desarrollando sentido.
Los chavales, dispuestos y entregados.
José María Hermosillo herido, pero con
buenos momentos.
Héctor Gutiérrez, mató tres alimañas infumables.
El tremendismo de Roberto Román, reventó la
plaza.
Arrimón de verdad y sin aspavientos.
Siempre rogamos, antes de ir a un plaza de toros, que la tarde sea buena...
Imploramos ver algo emocionante...
Algo que conmocione, algo que toque las fibras...
Y como siempre lo he dicho, sólamente el de negro es el que hace que te suden las manos o que bosteces o que suspires o que te emociones...
Pero ese protagonista, que es el rey de la fiesta, necesita un contrario que le plante cara, que le haga las cosas de verdad y que juntos forjen esculturas que paralicen corazones...
Ayer la novillada de Jorge de Haro, no regaló nada...
Cobró factura y les puso las peras a veinticinco a los chavales...
Duros, orientados y con mucha güasa...
No perdonaron ni el más mínimo error...
Dudas?
A volar..
Mala colocación?
A volar...
Adelantaste la suerte?
Vuelas mi chavo....
Y claro que no fueron las embestidas soñadas para que los niños disfrutaran...
Todo lo contrario, dureza y crueldad en los de De Haro...
Pero los chavales ni se rajaron, ni voltearon la cara, ni tiraron por la calle de en medio...
Y a pesar de los sustos y demás, hubo emoción en el ruedo sanmarqueño...
Hermosillo pagó el precio y se fue herido...
Pero tuvo momentos importantes...
Sobre todo una tanda por el lado derecho enfribado, entregado y con una gran verdad...
Pero a partir de ahí, el morito dijo no me pegas ni uno más y lo único que pasó es que desgraciadamente el pitón hizo carne...
Aún así José María despenó al novillo y se fue sin hacer gestos hacia la enfermería..
Héctor Gutiérrez tuvo que despachar tres, por el percance del compañero...
Y la pasó fatal...
Los tres iguales...
Malos, orientados e indefinidos...
Héctor se puso y a ratos me lo quitaron del suelo...
Dispuesto y queriendo agradar, pero ante eso, fue imposible...
El que reventó la plaza ha sido Roberto Román...
Verde, pero más quieto que la una...
Aguantó miradas, parones, los pitones en el pecho, en los muslos y el niño, impávido...
Tremendismo puro, que puso a la plaza de cabeza...
Cada cite era un "uf", "ay", "chin", pero terminaba en un olé de verdad..
Con su primero la plaza se cayó de cabeza, pero el gozo al pozo, porque no tiene ni idea de como tirarse a matar...
Tres avisos...
Con el sexto se puso y se volvió a poner de verdad....
Nuevamente, asqueroso con los aceros...
En fin a matar se aprende, aunque tendría que ser algo prioritario en el entrenamiento de los chicos...
Y bueno Hermosillo pagó con sangre, Gutiérrez pasando miedo con tres infumables y Román y su tremendismo, ante seis bueyes...
Bien los chavos, ninguno se rajó...
Todo lo contrario, disposición y lo que le sigue...
Fernando Lahoz
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