Y tiene mucho que ver, con el artículo que subí hace unos días, de mi querido y amado, champagne y oro...
El cartel, sin desperdicio...
Martinez en su mejor momento, Lomelín que era un león y Gutiérrez, que nadaba más fuerte que Phelps...
El lleno era impresionante, el ambiente descomunal y aquel cielo andaluz, se opacó por el Ole!! grandioso de la gran plaza...
Y ese día, por cuestión, de boletos, me tocó irme sólo..
12 años y en primer tendido de sombra, a mi derecha Don Cutberto Pérez, a mi izquierda, la maravillosa "Verónica" y en la fila de abajo, Pancho Lazo y Don Memo Salas...
Me mandaron a la jaula de los tigres y yo sin seguro de vida...
Pero mi preocupación, eran dos...
Jorge y mi champagne y oro...
Que además era mío!!
Porque yo lo cuidé...
Estaba en mi clóset... El guardián fui yo...
Yo le recibí y lo dejé ir...
Pero el príncipe, que merecía ponérselo, era un hidalguense...
Corrida de San Martín...
5: 10 de la tarde y el magisterio del maestro Manolo y el arrebato de Lomelín, ya sumaban tres orejas...
Y salió "Fabio" y mi respiración se detuvo...
Jorge, bien, pero sin reventar...
Todo lo intentó y nada salió..
Pero el toreo tiene magia y Jorge templó, templó y templó...
La plaza era un volcán y de pronto "Fabio" se frenó a la mitad de la suerte...
Volteó, miró, amagó y nadie se movió...
Jorge cómo columna, el tendido colapsado y el astado entregado...
Tanto así que le lamió los machos de los chamorros dos veces...
Yo no gritaba, aullaba de emoción!!
Estocada y dos orejas...
Pero el grande, el mejor de éste país, de nombre Manolo, bordó un toro...
Y ni hablar un rabo y la locura en los tendidos.....
Pero faltaba la respuesta de Don Antonio, el de Acapulco...
Arrimón de macho, incluso de loco, a ratos...
La plaza era pasión, era una erupción...
Estocada recibiendo y se cayó la plaza de cabeza...
Orejas con petición de rabo y yo me daba por bien servido, de lo visto...
Y nunca se me olvidará que "Tapabocas"(Don Cutberto Pérez), me preguntó, y tu porque no aplaudes?
Y sólo le contesté... No me gustó...
Y el gran viejo, me invitó una Coca Cola...
Y salió "Poco a Poco", y mi vida cambió...
Ver tanta despaciocidad, tal temple, aquel fundirse toro y torero, la gente bramando(y es literal), porque incluso mis vecinos de tendido, viejos periodistas, no escribían...
Estaban de píe, aplaudiendo al nuevo maestro...
"Poco a poco" regreso al rancho indultado, a Jorge le pusieron una placa, pero a mi esa tarde me dejó marcado de por vida...
Esa tarde me tatúe la tauromaquia para siempre....
Fernando Lahoz