Abuela, ¿cuántas veces se te ha quebrado el alma?
Dime abuela, dime si acaso no diste tu alma.
Anónimo.
Hace algunos años escribía sobre lo pisoteada, aplastada, pateada y lo sobajada, que estaba la abuela de Insurgentes...
Y lo dije con todas sus letras..
Los nietos, Alemán y Herrerías, que eran los encargados de sus cuidados, gerontológicos, no hicieron nada más que acabar con su herencia y regalar su riqueza a hispanos, galos, "ganaduros", antros, covachas, fangales y amiguitos...
Y mientras la tata agonizaba, los retoños, cegados de poder, obstruídos de ideas, en una nube de pedo(y lo digo literal), permitían, que sus camaradas, brincaran y patearan el recinto de la yaya...
Años y años, la pobre vieja aguantó todo y más...
Una suerte que sus cimientos sean de concreto y que la osteoporosis no puede llegar por ahí, que si no, el derrumbe hubiera sido monumental, cómo su tamaño y cómo su historia...
Lo bueno, que los nietos malditos o los malditos nietos(cómo ustedes quieran ponerlo), se han ido...
Desaparecieron...
Se fueron por ahí del rumbo de la chingada y un poco más allá...(Ojalá)
Y la ancianita, parece que vuelve a sonreír...
Llegaron nuevos nietos a cuidarla, con la promesa de reparar el daño causado, por los indeseables...
Ya le prometieron que la van a maquillar para que luzca cómo lo que es, la emperatriz de América...
Pero la abuela no necesita nada más eso...
Ella necesita tener en sus corrales, astados con trapío(de acorde a los festejos claro), porque eso le nutre, la engrandece y le da la categoría que tiene...
Y también es menester de los invitados a su casa, los que llegan vestidos de luces, que le den su categoría, el respeto que merece y que olviden, que eran "amiguitos", de los anteriores cuidadores de la señorona...
Hoy, la GRANDE ya no pide, exige respeto...
Y por lo visto, los nuevos nietos, bueno por lo menos ellos, ya entendieron que a la viejita hay que admirarla y honrarla...
La novillada del domingo representa la luz que necesitaba esa abuela y de tantos aficionados que añoramos que la Monumental, vuelva a ser eso y no sólo por su tamaño...
Javier y Mario, los nuevos enfermeros de la abuela, tienen en sus manos cambiar la historia y darle eterna vida...
Puede renacer, volver a vivir, volver a ser grande...
Pero necesita tres cosas: SERIEDAD, RESPETO Y PACIENCIA...
Porque cualquiera, postrado en una cama, en el olvido y encima mancillado, necesita tiempo para levantar el vuelo...
Confío en los nuevos nietos..
Ya encendieron la luz con la novillada de Los García...
La abuela, lo necesita, la fiesta necesita a la abuela y todos los taurinos amamos a la abuela....
Fernando Lahoz