Estimados amigos aficionados a la más bella de todas las fiestas; ayer se dio la decimoquinta corrida de la temporada grande en la Monumental Plaza de Toros México. En el cartel, se anunciaba una corrida de toros de Barralva, que en verdad lo fue, y a tres espadas; dos jóvenes mexicanos; Sergio Flores y Arturo Saldivar; y un diestro español, Paco Ureña que confirmaba su alternativa.
Excelente la presentación de los toros enviados por los hermanos Álvarez Bilbao que mandaron seis dijes a la setentona; tres del encaste Saltillo y tres del encaste Atanasio Fernández derivado del encaste Parladé, según reza en el Real Decreto 60/2001 del 26 de enero, sobre prototipo racial de la raza bovina de lidia; publicado en el boletín No 38 fechado el 13 de febrero de 2001.
Y vamos por orden; y como lo importante en esta fiesta de los toros, son precisamente eso, los toros que no los toreros, vamos a empezar por ese extraordinario “No que no” encaste Saltillo, que abrió plaza. ¡Qué manera de embestir de el de Barralva! Humillado, claro, con fuerza, con transmisión, con celo; empujando fuerte al del castoreño; queriéndose comer la muleta, repitiendo con alegría; vaya, un toro bravo por donde lo veas, que lamentablemente fue desaprovechado por ese muy buen y pundonoroso torero que es Paco Ureña; simple y sencillamente se le fue; muy por debajo de las condiciones del toro estuvo Ureña que si bien no estuvo mal, era para haber armado un lío y gordo en la Monumental; simplemente el toro le ganó la partida; y aunque Ureña dio buenos pases, jamás llegó a acoplarse y redondear su faena; en México Paco, si acortas las series, cortas la emoción; aquí apenas al cuarto, quinto muletazo empiezas a calentar el tendido, y el toro te lo permitía pues tenía recorrido y buen ritmo en la embestida, per simple y claramente no pudo…
“No que no” se fue al destazadero con las orejas -que venían como se dice en el argot colgadas con alfileres- en un arrastre lento, creo yo bien ordenado por el juez de plaza después de varios pinchazos.
En su segundo, Ureña con uno del encaste Atanasio-Parladé; se vio bien con un toro malo, que no se empleaba y embestía con la cara alta, y sin transmisión, mal con la toledana de nuevo para ser despedido en silencio.
Arturo Saldivar con seis años de matador de toros, creo yo sigue sin re-encontrarse o re-encontrar el rumbo; el otrora llamado por algunos “El verdadero Rey Arturo”, con el primero de su lote, un Saltillo que era un auténtico diablillo que con un tumbo y posteriormente desmontando al segundo piquero el que peligrosamente quedo atorado en el estribo hasta que Ureña cobo buen director de lidia y con inteligencia al levantar el estribo lo logró destrabar, puso a las cuadrillas de cabeza; y al que a mi muy particular forma de verlo, creo yo le faltó un puyazo para asentarlo o que Arturo comenzara con unos doblones para ahormarle un poco más la cabeza y no por alto, ayudándole al toro que necesitaba –insisto a mi forma de verlo- un poco más de castigo, ya que no era nada claro y no venía entregado a la muleta; aun así Arturo, dio algunos pases con calidad; la embestida incierta de este toro le hizo sudar el terno, había que aguantarlo y así lo hizo pero no llegó a calar en el tendido. Mal con la espada y se retiró en silencio.
Con su segundo, un Atanasio-Parlade con un par de pitones que imponían respeto, Arturo estuvo voluntarioso y a punto de ser empitonado por su enemigo, que no lo alcanzó de puro milagro; Saldivar intentó y mostró un esbozo de esas tardes que cuando no le embestían los toros, él les
embestía pero no había forma, el toro defendiéndose no había manera de darle un pase. Y en lo personal lo que parece es que Arturo no está en ese nivel que mostró en años anteriores y se le percibe con falta de pasión. Arturo parece que quiere pero no se ve que pueda.
Pasión que si muestra de manera desmedida el torero tlaxcalteca Sergio Flores; este chaval quiere ser figura del toreo y dejar grabado su nombre.
Se le nota diferente, más maduro, pensando en la cara del toro, pero sobre todo disfrutando lo que hace; en su primero un hermoso toro del encaste Atanasio-Parlade el que – y perdonen ustedes mi francés- se jodió todito, ya que de tan humillado que embestía clavó los pitones en la arena dando una espectacular voltereta que hizo que se destroncara completito; Sergio después del tremendo porrazo que se dio el toro, lo consintió, apenas y le dieron en la puya, el golpazo que se había dado momentos antes no era para menos; y ya con la muleta, llevándolo a media altura, ayudándole, no hubo manera aunque dio muy buenos muletazos; tuvo que abreviar dada la debilidad del morito que de verdad se resintió del golpe.
En su segundo, el último de la tarde de encaste Saltillo con movilidad pero rajado y queriendo huir, Flores intentó hacerle faena en donde el toro quería; aculado en tablas y en su querencia natural; bien de verdad estuvo Sergio con muletazos que le fueron jaleados por el escaso público asistente. Mal con la espada para recoger las palmas del respetable. Este torero en cada tarde que se viste de luces, demuestra la pasión que trae dentro y que le mueve para poder alcanzar grandes cosas.
Interesante de verdad resultó esta decimoquinta corrida de la temporada con esos seis dijes de Barralva; en el que ese público de ocasión ahora no llegó ya que en el papel no había anunciada ninguna de esas figuras que agotan el numerado; ese público –que no aficionados- que prefiere seguir bebiendo agua de los espejismos que le ofrecen las llamadas “figuras” con toros que no son toros; y con bravura que confunden con profunda docilidad.
En fin, ellos se lo perdieron…
Un abrazo y suerte para todos.
Porra México A.C.
Eduardo Rodríguez Diez
Presidente
“El toreo es el único arte fugaz que impacta de un solo golpe todos tus sentidos y el único capaz también de llegarte con una sola imagen a lo más profundo de tu corazón”.
FOTO CORTESIA DE LA PLAZA MEXICO