jueves, 28 de abril de 2016

7 pecados capitales de las figuras… Por: Eduardo Rodríguez Diez.



Todos los que somos aficionados a este mundo del toro; sabemos lo difícil que es hacerse torero; pero más complejo aún es llegar a ser figura del toreo; y cuando se alcanza ese estatus, cuando estas en esos niveles; la competencia es voraz; no solo por los que vienen detrás e intentan quitarte de la cima; sino porque que para mantener ese estatus y seguir llamándote figura del toreo y el poder que eso conlleva, pareciera que el mismo te obliga a cometer actos innombrables y atrocidades imperdonables; actos, que inclusive van en contra de la fiesta de los toros y de la profesión que se eligió tomar; y es que antes de ser figura del toreo; se es TORERO.

El ser figura y la obtención de poder, van de la mano; como una sombra que es imposible eliminar; “El poder es como un explosivo; o se maneja con cuidado o estalla” esto decía el ensayista republicano español Enrique Tierno Galván; y tiene toda la razón; es aquí en donde la mayoría de los toreros que llegan a lo más alto utilizan ese poder para “facilitarse” el seguir en la cima y cometen lo que un servidor llama, los siete pecados capitales de las figuras del toreo.  

Soberbia: El orgullo o la soberbia inundan a las figuras del toreo; el camino de llegada a ese lugar tuvo mil vicisitudes y ahora se empeñan en hacérselo fácil. Muestran su superioridad ante todos; y una de las formas más significativas de mostrar esa soberbia, es escoger los mismos hierros de siempre, las más de las veces, con ganado de infame presencia y con “garantías” que ellos creen les “asegurará” estar más “cómodos” y tener más “triunfos”, no les importa cargarse y cagarse en la categoría de la fiesta y el origen de la misma que es el toro y la bravura. Las figuras que padecen de soberbia, son altamente manipulables, falta con enaltecer su ego; lo que los taurinos llamamos darles COBA, para obtener de ellos cualquier cosa; no aceptan las críticas o correcciones y se molestan cuando se les señalan sus errores; pretenden siempre salirse con su objetivo a toda costa, lo que provoca un gran vacío en los aficionados que van a verles  que son víctimas de sus engaños.

Avaricia: Son codiciosos, tienen un deseo excesivo por obtener riqueza, y para lograr ese enriquecimiento cometen engaños, estafas, mienten en lo más profundo de su ser; no les importa lo que hagan para lograrlo; TORO CHICO Y BILLETE GRANDE, dejando de lado la ética y el respeto por su profesión que es ser torero.

Envidia: Las figuras del toreo son envidiosos; porque sienten resquemor por las cualidades y aptitudes de otros toreros, cualidades, actitudes y aptitudes que ellos no poseen y que por ese simple hecho les tapan el camino, y creen que se sienten con derecho a hacerlo; imponen alternantes para que no haya una competencia leal y no les aprieten. Y esto no lo manifiestan abiertamente para evitar enemistades o mayores conflictos.

Ira: Las figuras del toreo tienen ira, presentan enfado y se irritan cuando sienten que ha sido vulnerado algo que ellos creen merecer.

Lujuria: Las figuras del toreo son lujuriosos; sienten un deseo excesivo y obsesivo por el lugar que ocupan; exultan el placer de ser los que mandan y hacen y deshacen a su antojo y conveniencia. Fornican a placer la fiesta que les ha dado todo lo que tienen. 

Gula: Las figuras del toreo tienen una gula interminable; comen y beben de la fiesta, del toro, de los aficionados; tienen un hambre desmedida por llegar a ser figuras y una vez que llegaron, se vomitan sobre ella para –como en las bacanales romanas- seguir disfrutando de los manjares que la misma fiesta les brinda.

Pereza: Las figuras del toreo son perezosos, se les nota el desgano por enaltecer la profesión que acogieron; tienen una profunda indiferencia por enfrentar el toro de verdad; tienen ingratitud hacia el  público que los llevo a ocupar ese lugar; apatía y hueva total por engrandecer la fiesta.

Y seguramente estarán pensando que no hay que generalizar; que no todas las figuras del toreo tienen y presentan estos pecados capitales; pero como escribía Víctor Hugo: “Todo poder es deber” y esos TOREROS hoy llamados figuras del toreo, tienen el deber de regresarle a la fiesta de los toros esa grandeza que ellos mismos con sus actitudes pero sobre todo con sus acciones, han hecho que vaya decayendo.

No puedes ser llamado figura del toreo si primero NO ERES TORERO; y para ser torero necesitas enfrentarte a un TORO; no puedes llamarte figura del toreo si como TORERO no tienes vergüenza y no sientes una profunda tristeza y una gran decepción cuando engañas una plaza llena y sabes que lo que va a salir por la puerta de chiqueros no es ni un remedo de toro bravo; no puedes tener el título de figura del toreo, si como TORERO no amas tu profesión y tú mismo la denigras; al  no ser profesional y verte vestido de torero, jugando a serlo, con un animal sin trapío alguno.

Se de verdad se llaman primero y antes que nada toreros, dejen de traicionarse a sí mismos; porque engañar al aficionado de ocasión en una plaza de toros es muy sencillo; ese aficionado vuelve el año entrante; el que no vuelve nunca es el que se siente profanado, violado y vejado por una fiesta que ha dejado de ser de toros y se ha convertido en una fiesta de figurines.


Ojalá y de verdad nos den el gusto esos que ostentan el título de FIGURAS que dejaran de hacer desfiguros para poder disfrutar de su toreo con un verdadero TORO BRAVO.  Que dejen de traicionarse; pero que sobre todo dejen de matar nuestra esperanza como aficionados a este hermoso y único arte; porque “El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta” Don Federico García Lorca.


Un abrazo y suerte para todos…


Porra México A.C.
Eduardo Rodríguez Diez
Presidente

“El toreo es el único arte fugaz que impacta de un solo golpe todos tus sentidos y el único capaz también de llegarte con una sola imagen a lo más profundo de tu corazón”
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