Hace unos días, tristemente, me enteré que el padre de un gran amigo, había caído herido de gravedad, por un certero derrote de la vida...
La cosa no estaba fácil...
Pero todos estábamos confiados en que el guerrero lastimado, saldría adelante...
La lucha era complicada, pero la fortaleza de Don Eduardo era mayor...
Peleó, combatió y disputó su lugar en ésta parte terrenal, hasta el final...
Como torero bravo, como torero valiente, como torero con raza...
Al final, el cate pudo más y Don Lalo, ayer, viajó a saludar a los grandes taurinos, ganaderos y toreros, que ya tienen su lugar en el cielo de la tauromaquia...
Seguramente, Don Vicente, su padre, lo recibió con las entradas y sus lugares en tendido de sol, para que pueda ver a sus ídolos eternamente...
Cuando un gran taurino se va, como Don Lalo, es una gran tristeza...
La fiesta pierde un pedazo más de sus pilares y nosotros nos perdemos de poder pedir consejos, de escuchar anéctdotas, de aprender de los viejos sabios...
Cuando un gran taurino como Don Eduardo, se va, no sólo queda un hueco en el alma en los que lo admiramos y extrañaremos, si no que la fiesta, ahora, también llora, porque uno más, de los que hicieron grande a la tauromaquia, se fué...
A veces la vida es cruel...
Pero también creo que todo pasa por algo, por más duro que sea...
Claro que los tendidos de las plazas extrañarán a Don Lalo...
Ahora tendrán que acostumbrarse a no volver a escuchar sus bromas y su risa...
Hoy la noticia del fallecimiento de Don Lalo, me dolió en el alma...
Me dolió por la partida, por mi hermano Lalo Rodríeguez, por los nietos, por el maestro Memo Salas, por tanta y tanta gente...
Pero me deja tranquilo que gracias al legado de Don Eduardo, existen taurinos comprometidos y que no se dejan dar coba...
Con todo respeto a Don Eduardo Joaquín Rodríguez y Menendez...
QEPD
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