lunes, 30 de enero de 2017

“Una de las grandes desventajas de la prisa, es que lleva demasiado tiempo…” Por: Eduardo Rodríguez Diez.


Esto escribía el ensayista y novelista británico Gilbert Keith Chesterton; y cae como anillo al dedo para poder comentar lo sucedido el día de ayer; en el esperado regreso del diestro peruano Andrés Roca Rey al embudo de Insurgentes, el cual si bien es cierto registro una de las mejores entradas de la temporada, es de preocuparse que el fenómeno andino, el monstruo francés y el rubio queretano, no hayan podido congregar ni media plaza.
Los toros de los encinos “no dieron el juego esperado”; y esto lo podría copiar y pegar en el ordenador y solamente cambiar el nombre de la ganadería, ya que ha sido en general lo que ha ocurrido con el ganado domingo a domingo. Si bien Martínez Urquidi envió una corrida hasta cierto punto bien presentada, la mansedumbre, debilidad y poca calidad de sus astados, dieron al traste a una tarde que se esperaba por demás interesante.
Abrió plaza el rejoneador Jorge Hernández Gárate con un toro de El Vergel que tuvo movilidad y que parecía no había sido tan visiblemente recortado de sus astas como otros rejoneadores acostumbran; bien en la monta de sus jacas, mas no así con el embroque y sobre todo clavando banderillas de manera desigual. Intentó agradar tomando un sombrero charro para dar algunos “pases”; sin lograr meter a la gente en la faena. Rejonazo de muerte trasero para tener que descabellar y todo quedar en leves palmas.
Ya la usanza española, Sebastián Castella traía ganas. Con su primero de nombre Jardinero, si como el que inauguró hace ya más de setenta años el coso capitalino, un toro nada fácil, Castella estuvo en torero; daba la impresión de que en ocasiones ahogaba al toro de lo cerca que se ponía de este; el galo le dejaba la muleta muerta por debajo de la pala del pitón, lo que hacía que el morito se revolviera en un palmo, buscando al torero; sendos naturales le endilgó al de Los Encinos, buenos muletazos que encendieron el tendido; sin embargo falló con la espada y fue ovacionado. En su segundo estuvo sobre el mismo tenor, aunque un poco embarullado y con muletazos que no fueron limpios del todo; el toro tenía recorrido y el torero con mando y poder, realizó una faena que tras estocada un pelín trasera le fueron otorgadas sin protestas las dos orejas de su enemigo.
Octavio García “El Payo”, trajo el santo de espaldas con un lote infumable y débil; estuvo voluntarioso y con ganas de agradar, pero ante eso no se puede hacer mucho. En su primero, ligo una serie de naturales que ahí quedaron en las pupilas de los aficionados, lentos, con empaque, con clase, con torería; una verdadera lástima que el de Los Encinos no tuviera transmisión por que era para armarla en grande. Mal con los aceros y en sus dos enemigos se despidió en silencio.

Y Andrés Roca Rey, con tres toros no pudo mostrar su toreo. Y es que insistimos; y perdón al que no le cuadre lo que voy a escribir; el muchacho NO ES FIGURA DEL TOREO por ende, no puede exigir encierros y tiene que porfiar con lo que piden las figuras; y por lo menos aquí en la plaza México, no ha podido en las tardes en las que se ha presentado lucir su toreo de entrega de garra, de arrojo. ¿Por qué? Pues por el simple hecho de que el chaval NECESITA un toro que le vaya y le repita sin parar cuarenta veces con toda la bravura y nobleza de un toro verdaderamente bravo; y las “figuras” lo que menos quieren
enfrentar tristemente es eso; un toro bravo al que haya que poderle para después crear arte.
Esto escribía yo hace unos meses: “Andrés tiene un valor espartano –que no sereno como he escuchado por ahí- y quiere llegar a ser figura, pareciera que le lleva urgencia; pero en esto del toro, la paciencia es primordial y el cerebro y la intuición funcionan de manera coordinada y no desesperada. Es lógico que un chaval con sus cualidades quiera de golpe y porrazo ser figura y estar al frente del escalafón de toreros; cuando se es figura se está a un paso de poder mandar en la fiesta; de imponer condiciones, pero también conlleva responsabilidades muy importantes. Es un joven que tiene bien pensado lo que quiere, pero que a mi forma de ver las cosas se está equivocando en el procedimiento; o lo están obligando a equivocarse…”
Y ayer de nuevo Campuzano con todos los años que lleva en esto, se volvió a equivocar al regalar un toro después de ver como habían salido los otros seis, completamente a contra estilo del torero peruano; esto es un error no del torero sino de su apoderado; y el que cargó con la culpa fue el chaval que con toda la disposición quiso triunfar en la setentona pero el ganado simple y sencillamente no le ayudó. Cuando sea figura podrá el imponer a los astados a lidiar solo esperemos que no caiga en la comodidad de ser precisamente eso “figura”.
Con su primero un toro soso y débil nada pudo hacer, una estocada hasta las cintas que hizo que el toro rodara espectacularmente sin puntilla lo que provocó que algunos pidieran la oreja que equivocadamente el juez otorgara, con la necedad o necesidad de hacer a la fuerza triunfador al chaval; lo único que logró es que el premio le fuera fuertemente protestado. Con su segundo por el mismo tenor, con entrega y ganas el torero, pero sin ganas, sin fuerza y sin bravura su segundo.
Regaló un sobrero del cual fieles a nuestra costumbre de no estar de acuerdo con los toros de regalo, no relataremos absolutamente nada de lo sucedido ante este astado.
Y como dice el título de esta opinión, a Roca Rey lo están apurando; para hacerlo figura a toda costa; una de las grandes desventajas de la prisa, es que lleva demasiado tiempo… pero como decía mi abuelo: “Despacio que llevo prisa…”
Un abrazo y suerte para todos.

Porra México A.C.
Eduardo Rodríguez Diez
Presidente
“El toreo es el único arte fugaz que impacta de un solo golpe todos tus sentidos y el único capaz también de llegarte con una sola imagen a lo más profundo de tu corazón”


FOTO CORTESIA DE LA PLAZA MEXICO

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