Se
dio ayer la decimotercera corrida de la temporada de “en-sueño” que planeo la
empresa de la Plaza México; en el cartel, Arturo Macías, Alejandro Talavante y
Juan Pablo Sánchez, quien al final del festejo resultara triunfador por bellas
faenas, llenas de arte y de torería antes sus dos toros de Campo Real.
Escribía
un servidor, no hace mucho tiempo lo siguiente: “tiempo, espacio, dilación;
todas estas palabras en el arte del toreo se resumirían en una sola, TEMPLE. El
temple dentro del toreo, es como en la música los acordes de una bella sinfonía
que la encumbran y embellecen; y que cuando estos acordes no existen, ésa, la
que pudo haber sido una hermosa pieza musical se transforma simple y
sencillamente en ruido”
“Así
mismo sucede en el toreo cuando no existe el temple, el torear se convierte en
no torear o des torear”.
Pero
vaya cátedra que nos dio Juan Pablo ayer en la gran plaza de lo que es el
temple y el sentimiento del toreo; con que suavidad, con que ritmo, con que
magia llevaba cosido a sus engaños a los dos toros de Campo Real que le tocaron
en turno. Muletazos largos, presentando
la muleta adelante para jalar del toro con un sitio y una firmeza envidiables;
llevándolos empapados y embebidos en los engaños con un temple exquisito,
toreando con lo que se torea con la cintura y la muñeca; un toreo de torero
grande, y Juan Pablo lo es, es un torero que en sus cinco años de alternativa
nos ha demostrado cada que pisa la arena de un ruedo que nació para esto y que
Dios le regaló ese milagro del temple; porque con ese se nace señores, ese no
se aprende, ese se rae dentro, se nace con él.
Vaya
par de faenas las que nos regaló el hidrocálido; lentas, despaciosas, con arte,
con temple, con torería, con sentimiento, con estructura; con empaque y aroma
de torero; que si una oreja fue bien ganada a toda ley y la otra exagerada; es
lo de menos hombre, con esa forma que tiene Sánchez de interpretar el toreo;
con la forma en cómo le llega a la gente y esos ¡Olés! como diría Don Paco
Malgesto: “Hooooondos y profundos…” que el aficionado ayer le profirió, si se cumple
ese dicho de que las orejas son simples retazos de toro.
Si
se preguntaban, quien para el 5 de febrero, ahí está, levantando la mano Juan
Pablo Sánchez, un torero de verdad…
Abrió
plaza Arturo Macías, quien estuvo digno y queriendo agradar, sin embargo el
lote de Campo Real no le dio más opciones.
Talavante
que se suponía que era él, el que tenía que llevar la gente a los tendidos,
sine embargo la plaza registró una pobre entrada; Alejandro contrario a lo que
profesa, estuvo como su vestido, gris y desangelado; si bien es cierto tampoco
tuvo tela de donde cortar, este torero y creo que todos, funcionan con
verdaderos toros bravos y no lo que salió ayer por la puerta de toriles; un
encierro mal presentado, descastado, débiles y sin bravura.
Y
yo, en lo personal, sigo extasiado con el milagro del temple que posee Juan
Pablo Sánchez, porque señores, el ver torear con ese temple, es observar la
fusión de una desenfrenada furia, que es guiada por un simple y frágil paño
rojo, mandado por un hombre místico, casi irreal al que enfundado en finos
trajes le llaman torero y juega con el genio y la bravura de un toro hasta
dominarle, y crear arte de una belleza incomparable e irrepetible con él.
El
milagro del temple y el maravilloso arte del toreo…
Un
abrazo y suerte para todos…
Porra México A.C.
Eduardo Rodríguez Diez
Presidente
“El toreo es el único arte fugaz que
impacta de un solo golpe todos tus sentidos y el único capaz también de
llegarte con una sola imagen a lo más profundo de tu corazón”