lunes, 11 de enero de 2016

El temple, ese milagro del arte del toreo… Por Eduardo Rodríguez Diez.



Se dio ayer la decimotercera corrida de la temporada de “en-sueño” que planeo la empresa de la Plaza México; en el cartel, Arturo Macías, Alejandro Talavante y Juan Pablo Sánchez, quien al final del festejo resultara triunfador por bellas faenas, llenas de arte y de torería antes sus dos toros de Campo Real.

Escribía un servidor, no hace mucho tiempo lo siguiente: “tiempo, espacio, dilación; todas estas palabras en el arte del toreo se resumirían en una sola, TEMPLE. El temple dentro del toreo, es como en la música los acordes de una bella sinfonía que la encumbran y embellecen; y que cuando estos acordes no existen, ésa, la que pudo haber sido una hermosa pieza musical se transforma simple y sencillamente en ruido”

“Así mismo sucede en el toreo cuando no existe el temple, el torear se convierte en no torear o des torear”.

Pero vaya cátedra que nos dio Juan Pablo ayer en la gran plaza de lo que es el temple y el sentimiento del toreo; con que suavidad, con que ritmo, con que magia llevaba cosido a sus engaños a los dos toros de Campo Real que le tocaron en turno.  Muletazos largos, presentando la muleta adelante para jalar del toro con un sitio y una firmeza envidiables; llevándolos empapados y embebidos en los engaños con un temple exquisito, toreando con lo que se torea con la cintura y la muñeca; un toreo de torero grande, y Juan Pablo lo es, es un torero que en sus cinco años de alternativa nos ha demostrado cada que pisa la arena de un ruedo que nació para esto y que Dios le regaló ese milagro del temple; porque con ese se nace señores, ese no se aprende, ese se rae dentro, se nace con él.

Vaya par de faenas las que nos regaló el hidrocálido; lentas, despaciosas, con arte, con temple, con torería, con sentimiento, con estructura; con empaque y aroma de torero; que si una oreja fue bien ganada a toda ley y la otra exagerada; es lo de menos hombre, con esa forma que tiene Sánchez de interpretar el toreo; con la forma en cómo le llega a la gente y esos ¡Olés! como diría Don Paco Malgesto: “Hooooondos y profundos…” que el aficionado ayer le profirió, si se cumple ese dicho de que las orejas son simples retazos de toro.

Si se preguntaban, quien para el 5 de febrero, ahí está, levantando la mano Juan Pablo Sánchez, un torero de verdad…

Abrió plaza Arturo Macías, quien estuvo digno y queriendo agradar, sin embargo el lote de Campo Real no le dio más opciones.

Talavante que se suponía que era él, el que tenía que llevar la gente a los tendidos, sine embargo la plaza registró una pobre entrada; Alejandro contrario a lo que profesa, estuvo como su vestido, gris y desangelado; si bien es cierto tampoco tuvo tela de donde cortar, este torero y creo que todos, funcionan con verdaderos toros bravos y no lo que salió ayer por la puerta de toriles; un encierro mal presentado, descastado, débiles y sin bravura.

Y yo, en lo personal, sigo extasiado con el milagro del temple que posee Juan Pablo Sánchez, porque señores, el ver torear con ese temple, es observar la fusión de una desenfrenada furia, que es guiada por un simple y frágil paño rojo, mandado por un hombre místico, casi irreal al que enfundado en finos trajes le llaman torero y juega con el genio y la bravura de un toro hasta dominarle, y crear arte de una belleza incomparable e irrepetible con él.

El milagro del temple y el maravilloso arte del toreo…


Un abrazo y suerte para todos…


Porra México A.C.
Eduardo Rodríguez Diez
Presidente
“El toreo es el único arte fugaz que impacta de un solo golpe todos tus sentidos y el único capaz también de llegarte con una sola imagen a lo más profundo de tu corazón”


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