Pero
de aburrimiento y hastío la de ayer en el coso de Insurgentes.
“Cuando
dos personas llegan a conocerse bien, su intimidad pierde cada vez más su
carácter milagroso, hasta que su antagonismo, sus desilusiones, su aburrimiento
es mutuo, terminan por matar lo que pueda quedar de la excitación inicial”;
este apunte de Erich Fromm bien se podría aplicar a los que está sucediendo en
la actual temporada grande en la Plaza de Toros México.
Y
es que toda esa excitación inicial e ilusión que puede uno tener con un cartel;
se derrumba de manera inmediata, ya sea por la presentación del ganado; o por
el pobre o casi nulo juego que dan los astados a lidiar. Esa excitación, ese
vibrar, ese sentir milagroso que provoca un toro bravo, ha sido nulo en lo que
va de la temporada.
Y
ayer no fue la excepción; en la octava corrida de esta triste temporada que
enmarca el setenta aniversario de la gran plaza capitalina; en el cartel, el
rejoneador Jorge Hernández Gárate, Eulalio López “Zotoluco”, Sebastián Castella
y Diego Silveti con toros de Xajay.
Un
cartel sin desperdicio decían los revisteros de antaño, y desperdicio o desecho
fue lo que mando el ganadero a la cazuela de Insurgentes, un encierro justo de
presencia con un juego infame, que no dio posibilidades de triunfo a los
alternantes y que salvo el cuarto de la tarde, tercero de lidia ordinaria que
tuvo nobleza y recorrido, los demás mostraron falta de bravura y de casta.
El
triunfador del festejo fue el torero francés Sebastián Castella, que sí, cobra
como figura del toreo, pero que no alcanza a llevar ni media entrada a la
plaza; bien estuvo con el capote en quite por ajustadísimas Chicuelinas; para
después ejecutar una faena derechista con pases templados, con la colocación
que te da el sitio y con mando para someter al soso astado de Xajay que iba
rebrincado y sin ritmo, paso a paso tomando el engaño del torero francés; quien
intentó por el lado izquierdo pero el astado no tenía un pase por ese lado. Bien
la planto la muleta en la cara Castella para que el toro no viera más que tela enfrente
suyo y ejecutó pinceladas de ese arte que el francés tiene dentro, con un
astado que nunca terminó por entregarse; firme y con entrega estuvo Castella
que se tiró a matar decidido dejando una entera en buen sitio para recibir una
oreja, no sin antes mendigar con los ojos la segunda y dar la vuelta con la
aprobación del poco público asistente.
Con
su segundo, nada que se pueda destacar, solo la voluntad del toreo para tratar
de extraer algo de un astado descastado, manso y malo.
Lalo
López “Zotoluco” está muy visto ya, ya son muchos los años que lleva Lalo
jalando del carro como primer espada y aunque con el paso de los mismos, Lalo muestra
maestría y un sitio envidiable ante los astados, la gente cae en el
aburrimiento y no le espera, mejor dicho se desespera ya con él y no le pasa un
solo detalle. Buenos muletazos le extrajo a su primero y detalles con su
segundo y nadas más; Lalo con ese sitio hace sin duda ver a los astados mejor
de lo que realmente son y eso no le ayuda, se retiró a la barrera en ambos con
silencio del “respetable”; creo sin temor a equivocarme que Lalo debe de pensar
ya en un adiós con dignidad, antes de que la gente lo empiece a echar de las
plazas, sobre todo por esa nueva camada de jóvenes torero que viene empujando
fuerte. Tiene que dejar de abrir festejos para los que vienen allende los mares
y disfrutar de su investidura como primer espada y no hace muchos años primer
figura de la torería nacional, puesto ganado a pulso, con trabajo, sin que
nadie la haya regalado nada y con sacrificio, entrega y dedicación a esta
fiesta.
Siempre
he sido “ista” de la dinastía de los Silveti; creo sin duda que es una de las
dinastías más toreras de la historia de la tauromaquia de nuestro país; y creo
también que esto le está pesando en demasía a Diego; y no es justificarlo, pero
cargar con un apellido de esa naturaleza debe de ser una responsabilidad que
muy pocos pueden entender; y muchos me dirán, si no puede que desista, que se
dedique a otra cosa y que no sea torero; a lo que yo les respondería; ¿Coño,
con ese apellido que quieren que sea el muchacho dentista –con todo mi respeto
para los sacamuelas-? Todos los que lo critican, inclusive compañeros de
profesión que solo torean en los cafés y con la lengua, argumentan que lo ponen
por amiguismo, compadrazgo, porque sí, o porque simplemente así le da la gana a
los empresarios; que no tiene méritos para torear un domingo sí y otro también;
pero siempre será más fácil ver los toros desde la barrera y hay muchos de los
que lo critican que han tenido la oportunidad enfrente y no ha pasado nada con
ellos; aquí hay una verdad absoluta, les duela o no a sus detractores; y es que
Diego se entrega en cada tarde, en cada toro, disfruta cada
momento que pasa delante de sus enemigos y eso le llega a la gente.
Si
es buen torero o no, eso cada quien tiene sus propios argumentos, pero ha dejado
de ser el hijo de David y está siendo Diego Silveti; y así lo están ya calificando;
así le están ya exigiendo; y también es muy fácil decir ya desperdició equis o
zeta toro, pero hay que estar allí para hacerlo; ayer pegó muletazos
extraordinarios y la gente le responde; tiene ángel; que también ha tenido
suerte en los sorteos, sí, pero también no se amilana, no se arredra y se
aprieta los machos y eso la gente lo reconoce; que no ha alcanzado las alturas
del bisabuelo, del abuelo, del padre y del tío, hombre solo vean los nombres de
los que hablamos, ya el padre tiempo se encargara de darle su lugar y si no es
el padre tiempo, si el aficionado que hoy crea un ídolo de barro y mañana lo
destruye.
Abrió
plaza el rejoneador Jorge Hernández Gárate, quien estuvo acertado en rejones y
banderillas, dejándose llegar a un toro tardo y deslucido de Marrón; mal a la
hora de matar para dividir opiniones.
Del
ganado y el ganadero; Xajay necesita que le dejen de dar coba cada vez que
pueden los “cronistas especializados” y hacer una severa autocrítica; ya que la
bravura en esta ocasión se les quedó en la dehesa.
Otro
de los llamados figuras mundiales de la tauromaquia se presentó ayer en la
plaza más grande del mundo y no llevó ni medio aforo; siguen con la misma
fórmula, tratando de encontrar al Mesías de la fiesta, cuando el mismo está en
el campo bravo, esperando que lo identifiquen; lo más curioso es que se siguen
preguntando los que manejan esto ¿Por qué NO VIENE EL PUBLICO A LA PLAZA?
Una de las muchas
repuestas podría ser la siguiente: “Cuando postergas y vacilas malgastas
tus momentos presentes en no hacer nada como alternativa a la posibilidad de
hacer cualquier cosa. El no hacer nada conduce al aburrimiento. Wayne Dyer, y en La México se
ha postergado y se ha vacilado con la presencia del verdadero TORO, NO HAN
HECHO NADA…
Un
abrazo y suerte para todos…
Porra México A.C.
Eduardo Rodríguez Diez
Presidente
“El toreo es el único arte fugaz que
impacta de un solo golpe todos tus sentidos y el único capaz también de
llegarte con una sola imagen a lo más profundo de tu corazón”
El apunte en tinta es de Librado Jiménez
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