lunes, 9 de febrero de 2015
Flores para Flores… Por: Eduardo Rodríguez Diez.
Siempre va a ser polémico un indulto en cualquier plaza del mundo en donde este se dé, más aún, cuando en nuestra fiesta, hoy en día se premia calidad, nobleza y repetición en la faena de muleta que meramente la bravura de un toro en donde esta para un servidor se debe de probar que es en la suerte de varas, pero… hoy la modernidad manda y el hecho de que un toro tenga cien pases es motivo para considerarlo para indulto. Bien, mal, no lo sé queda a criterio de cada quien. Lo que sí sé, es que ayer el torero de Tlaxcala, Sergio Flores, estuvo simple y sencillamente enorme. Se mascaba en el aire que Sergio venía a por todas; en su primer enemigo, un toro de bonitas hechuras de Jaral de Peñas, nos regaló una faena riñonuda, impetuosa, con un toro que tenía una embestida un poco descompuesta, pero con emotividad, Flores con ímpetu, lo metió en la muleta, si acaso un solo pero técnico tiene el tlaxcalteca y es que por su misma impaciencia, deja claros entre su cuerpo y la muleta, lo que hace que el toro vea luz y se vaya al cuerpo; lo que seguramente ha provocado los distintos percances que Sergio ha tenido en su carrera, un error técnico que seguramente conforme vaya madurando y teniendo más paciencia irá afinando para no ser empitonado como estuvo a punto de serlo ayer. Pero vaya que estuvo bien Sergio con muletazos templados y largos, entregado a mas no poder; una faena interesante que rubricó con una entera que hizo doblar al toro, y aunque “El Viagra” o sea el puntillero, le levantó a la res en dos ocasiones, el toro estaba herido de muerte. Oreja más que merecida para Sergio que la paseó por el albero con la total entrega del público. Pero la apoteosis llegaría en su segundo, toro, el cierra plaza de la ganadería de Xajay, un hermoso toro cardeno de nombre “Gibraltar”. Extraordinario estuvo Sergio con el capote, sentidas fueron esas Chicuelinas de mano baja en los medios, rematadas con una media de pintura y una rebolera extraordinaria. Venía el triunfo grande. Este sí, estático como un poste, recibió al cárdeno con un cambiado por la espalda, que largo se iba el de Xajay y como tomaba la muleta, con clase, con nobleza, con emotividad con transmisión, y Flores, sintiendo el toreo, regodeándose con las embestidas de este extraordinario toro, con muletazos, largos, templados, sentidos, con ese sello del toreo tan mexicano. De largo se arrancaba “Gibraltar” y metía la cabeza y empujaba con los riñones y se empleaba y tenía la nobleza de la bravura y no la docilidad borreguna; vaya en una sola descripción, el toro con el que sueña un torero; y si con la derecha era bueno por el pitón izquierdo planeaba, vaya muletazasos que logró Flores con la mano de cobrar, indescriptibles, sublimes, esto señores insensibles defensores de animales es lo que vamos a ver los taurinos a una plaza de toros, la sublime creación de un arte efímero y no la muerte de un animal. Y así podía haber seguido Sergio toda la noche, el de Xajay parecía que el toro no se cansaba de embestir nunca, hasta que llegó el indulto a ese noble y gran toro, la escena que siguió con Flores en el centro del ruedo nos da una pequeña imagen de lo que fue la tarde y de la grandeza de la fiesta de los toros; una bandada de niños corría a abrazar al torero, rodeándolo con sus brazos pequeñitos, le daban la enhorabuena; una de esas tardes en donde se crea afición, y en donde alguno de esos chavales fue tocado en las fibras más sensibles de su pequeño corazón y no dudamos que quiera algún día abrazar esta hermosa y dura profesión de ser torero. Vuelta al ruedo del torero y el reconocimiento al ganadero Javier Sordo, propietario del hierro de Xajay. ¿Polémico el indulto? Como todos. ¿Qué debió de llevarse la gloria el torero? ¿Hay mejor premio que el cariño del público? Fermín Rivera abrió la lidia a la usanza española con un ejemplar de bonita lámina de Jaral de Peñas, y para no variar, estuvo Fermín en torero, sobrio, con clase, con elegancia toreando con el capote con Verónicas de ejemplar ejecución; con la muleta, consintiendo a un toro que rebrincaba en su embestir y que metía la cabeza, bien por el lado derecho con tandas cadenciosas y llenas de torería, de temple de calidad. Se dejaba el toro y le insistía Fermín para estructurar una faena con empaque, con entrega; bien con las dos manos el torero y mejor con la rúbrica con ceñidas Manoletinas. Estocada de precisa y preciosa ejecución para ser premiado con una oreja de peso. Con su segundo, un animal de Xajay, que si bien no se empleaba, dejaba estar al torero, que siempre estuvo ahí y le extrajo muletazos de gran calidad y sobriedad, una buena e interesante faena de Fermín con estructura y empaque, que lamentablemente no pudo rubricar con la espada, mal matando y en los descabellos lo que le hizo escuchar dos avisos por parte de la autoridad, pero los aplausos de reconocimiento y entrega de los aficionados. Completaba la tercia de a pie, Alejandro Talavante, quien desangelado y frío, nada pudo hacer más que dejar detalles aislados en cada uno de sus toros, de nuevo su nombre no convocó a nadie, esto por aquellos que tienen portales ultramarinos que insisten en el ¿Por qué? Habiendo 27 millones de personas en el DF, no se llena la plaza un domingo sí y otro también. Si no la llenan Ponce, ni Morante, ni Perera, ni Talavante, ha de ser por algo ¿No lo creen? Abrió plaza Rodrigo Santos con un toro complicadillo de Vistahermosa, Rodrigo pasó sin pena ni gloria por el albero del magno escenario; vaya para ser honestos, si no hubiera estado hubiese sido exactamente lo mismo. Y así como comentamos hace algún tiempo en alguna crónica, sobre los excesos en cuanto a los festejos del ganadero de Xajay; hoy le damos la enhorabuena por “Gibraltar”, ese toro que nos hizo recordar que la fiesta brava es eso, brava y que es la más hermosa del mundo; pero que no toda la gloria es del toro, porque delante tuvo a un torero de los pies a la cabeza como Sergio Flores que le supo llevar y que al final dando la vuelta en hombros junto al ganadero, en la mano izquierda en señal de triunfo, llevaba un ramo del mismo nombre que su apellido… Un abrazo y suerte para todos… Porra México A.C. Eduardo Rodríguez Diez Presidente “El toreo es el único arte fugaz que impacta de un solo golpe todos tus sentidos y el único capaz también de llegarte con una sola imagen a lo más profundo de tu corazón”
Estimado amigo estoy de acuerdo que la bravura de un toro se mide en la suerte de varas. En ese aspecto no soy muy moderna. Un toro bravo puede tener pocos pases con estilo y sobre todo bravura. El indulto es un triunfo para el toro y un orgullo para el ganadero de haber obtenido de un empadre un ejemplar así. Felicidades para ambos. Y para usted mi reconocimiento
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