Y bueno, después de la madriza ganadera de hace ocho días, hoy, y basándome en la máxima frase de: "ya no soy la pendeja de antes", me puse mi armadura reforzada, porque sabiendo que los marroncitos estaban anunciados, ya sabía lo que se veía venir...
Pero ni esa coraza me salvó de recibir golpes y golpes de mansedumbre, de falta de trapío, de una casta de malvavisco, de un público(que no aficionados) que pagan porque los roben en despoblado y que aplauden y se emocionan en un circo creado por un dizque empresario bigotón...
Y hoy en ese circo de cemento, brincaron al gran ruedo, siete bueyes(bueno bueyecitos), de la ganadería de Marrón, que sólo confirma, que la Gran México ya tocó fondo...
Siete lagartijas sin trapío, que por delante daban más pena que miedo, mansas a más no poder, aburridas en grado superlativo y que sólo pudieron ser aprobadas por otro buey, el juez de plaza...
Así que en conclusión, siete bueyes de Marrón y otro más buey(o wey cómo ustedes prefieran), que se sienta en el palco de la dizque autoridad, porque hay un noveno, un BUEYOTE, que está tras el palco de la empresa, pero que merece una crónica aparte...
Y así entre bueyecitos que salían al ruedo capitalino, transcurrió toda la tarde...
Macías se contagió de la frialdad de su lote y no dijo mucho, aunque se le vió más serio que en otras ocasiones, pero en conclusión, ni lo pelaron; sobre todo en el cuarto, que era para que lo protestaran en cualquier plaza de trancas...
Regaló una albóndiga con dos platanitos por pitones y sólo alargó el hastío...
El berrinchudo y soberbio torero de agüitas, Arturo Saldívar, se topó con un chiquitín que lo trajo a mal traer..
Muy geniudito fué el tercero de la función, quizá para ponerse a tono con el carácter de su lidiador...
Y el sexto, otro impresentable astado, con las orejas más grandes que los pitones, medio se dejó meter mano y Arturo logró buenos momentos, pero enseguida el marroncito se acordó de su estirpe y comenzó a desparramar la vista; pero Saldívar nada tonto, le tapó la cara, para recetarle no se cuantos circulares, unos regulares y otros espantosos, para levantar el ánimo de sus cuates y uno que otro despistado...
Mató de forma grosera y despiadada y aún asi el BUEY Y WEY juez de plaza, le regaló dos orejas, influenciado también por el berrinche del niño aguascalentense y seguramente de alguna llamadita telefónica desde el palco de la empresa...
A Talavante, su cuadrilla le destrozó la faena de órdago, que seguramente hubiera logrado con el primero de su lote...
Con su segundo "chiquitín", nada que hacer...
Pero tuvo el acierto de regalar un TORO, de Campo Real, con el cual, en ocasiones, se prodigó...
Temple, improvisación, muletazos eternos...
Una lástima que el astado duro tan poquito...
Pinchazo, estocada muy trasera y mal colocada, una eternidad para que el toro se entregara al puntillero, muy leve petición de oreja y el BUEY, WEY E INEPTO juez de plaza, le otorgó dos, que la gente le protestó y con toda la razón...
Y si de por sí todo lo sucedido hoy ha sido bochornoso, igualmente, la salida en hombros de dos toreros, que si tuvieran un poquito de respeto a la fiesta, hubieran salido caminando de la plaza, porque entre las orejas regaladas y las lagartijas lidiadas, por dignidad a la fiesta, a su investidura y a ellos mismos, tendrían que decir, este triunfo a mi como TORERO, no me vale...
Pero entre bueyes te veas...
Fernando Lahoz
FOTO CORTESIA DE SERGIO HIDALGO
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