Amigos
aficionados a la más bella de todas las fiestas; después de un fin de semana
intenso festejado a nuestros fieles difuntos, trataré de relatarles lo
acontecido este domingo en la Monumental Plaza de Toros México, en donde se
llevó a cabo la segunda corrida de esta temporada grande 2014-2015.
Debido
a la desgracia que impactó profundamente a todos los aficionados al inicio de
semana, por la muerte del gran torero alicantino José Mari Manzanares; José
Mari hijo, fue sustituido por Sebastián Castella quien a la postre resultó ser
el triunfador del festejo.
¡Vaya
sitio que tiene el torero galo!
Nos
regaló dos faenas de distinto corte en donde estuvo superior con dos toros de
condiciones completamente diferentes; en su primero, con un toro que no valía
un centavo,Castella estuvo ahí, tratando de extraer muletazos a un manso rajado
que se defendía y que necesitaba una muleta poderosa y un torero que no le
dudara; un torero con sitio, pues ahí estuvo Sebastián, sin dudarle y
obligándole a embestir al hilo de las tablas en donde se había refugiado ya el
manso de San Isidro, la bravura la puso el torero extrayendo muletazos con
pundonor y mando, una lástima que fallara con el acero ya que sin duda fue una
faena llena de torearía, de sitio y de vergüenza torera.
Pero
vendría su segundo de La Estancia, “Miel en Penca” se llamó este astado que
tuvo movilidad, transmisión y repetía con clase en su embestida. Ya desde el
capote Castella le había visto condiciones y si bien el toro no se mató en el
caballo, salió de varas con clase, calidad y claridad en su embestida. Este
tipo de toros no son fáciles, había que encontrarle la distancia para dejarle
la muleta en la cara y tirar de él como lo hizo el francés, con tandas largas,
de muletazos tersos y templados, ¡Que fácil se ve el toreo cuando se tiene ese
sitio! No sé cuántos pases le endilgó Castella al morito que repetía que daba
gusto, metiendo el morro y planeando a centímetros de la muleta de su lidiador;
un muy buen toro y un extraordinario torero, el complemento perfecto para una
faena larga, con emotividad y clase que no decayó jamás. Se fue el galo por la
espada y dejó una estocada entera un poco trasera lo que hizo que el toro
tardara en doblar; las dos orejas dedicadas a la memoria del maestro alicantino
y atodos sus familiares con especial mención al compañero de profesión.
Y si
con sitio se ve fácil el toreo, ¡Qué difícil es torear sin sitio; pero más aún
llevar la carga de un apellido!
Y
ayer no fue uno, sino dos toreros de dinastía los que integraban el cartel; uno
de apellido Capetillo y otro de apellido Silveti…
Como
decía mi compañero de asiento, un viejo vasco que tengo toda la vida de
conocer:
¡Joder
con esos apellidos, esta del carajo!
Debieran
de cambiarse el apellido estos chavales; todos estos –apuntando con su dedo
índice al tendido- esperan ver a los padres de estos dos, y eso nanay que cada
uno tiene su propio sentir del toreo, coño…
Y tiene
toda la razón del mundo; Capetillo en su tarde de “despedida”, salió sin el
sitio que te da el torear un día sí y otro también, porque ya podrás hacer
mucho campo, pero el sitio solo te lo da el toro.
Su
primero de la estancia era un astado que necesitaba precisamente eso un torero
con sitio; aun así vaya par de Verónicas que nos regaló Guillermo sobre todo
por el pitón izquierdo del toro, con un capote chiquito como un pañuelo, templadas,
jugando los brazos y la cintura, hermosas lo que nos hacía presagiar que
vendría algo bueno, sobre todo con el inicio de faena con esos doblones
llevando al toro de las tablas a los medios, pero…
Como
lo comento, que difícil es torear cuando no se tiene sitio y eso fue lo que le
paso a Capetillo, no le encontró la distancia nunca y lo que pudo ser no fue.
En su segundo un mal astado de San Isidro, sin acoplarse, con dudas y muy mal
matando para retirarse entre abucheos. Dicen que uno no puede vivir del pasado,
pero a este torero el público siempre lo ha tratado de manera hostil; al
monstruo de mil cabezas le puede que sea artista, que salga en la televisión,
que sea torero, que sea “niño bien”, que no le haya costado nunca nada lo que
ha hecho en su visa y están rotundamente equivocados por que llevar el apellido
del mejor muletero del mundo pesa y mucho…
Tal
vez, esta fue la última ocasión que pudimos ver de luces a Capeto en la gran
plaza, y le pese a quien le pese, le duela a quien le duela y digan lo que
digan, este torero está lleno de arte, si se apellidara Morante o fuera español
lo esperarían veinte años más…
Y lo
decíamos es muy difícil ser parte de una dinastía taurina, Diego Silveti ayer
estuvo en torero, con otra actitud a diferencia del pasado domingo. Silveti
estuvo centrado, queriendo agradar y haciendo las cosas con torería, un par de
mesas con cuernos fue lo que le tocó esta vez en el sorteo sin embargo el hijo
del “Rey David” –vaya pedazo de torero- estuvo empeñoso y siempre delante de la
cara del toro. Mal matando que parece ser el karma de familia para solo ser
reconocido con leves palmas al retirarse a la barrera.
Del
ganado, la Isidrada, una autentica bueyada, los de La Estancia, dos buenos y uno
rajado y manso que cerró plaza.
Y lo
decimos de nuevo y no me cansare de repetirlo, es difícil, muy difícil ser
torero, pero… ¡Que fácil se ve el torear cuando un torero tiene sitio!
Porra México A.C.
Eduardo Rodríguez Diez
Presidente
“El toreo es el único arte fugaz que impacta de un solo golpe todos tus sentidos
y el único capaz también de llegarte con una sola imagen a lo más profundo
de tu corazón”
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